Regresé a un país de tierras calientes, rodeado de maravillas
naturales, cautivadoras, coloridas y mágicas. Selvas; desiertos;
volcanes;cascadas; lagos; montañas; bosques; cenotes* y valles
tapizados con frondosa vegetación producto de la humedad del suelo.
Había llegado a los Estados Unidos Méxicanos, gran territorio que
me deleita y reconforta cada vez que lo visito por el amplio
patrimonio cultural que lo caracteriza.
Los vestigios prehispánicos y coloniales que añosas generaciones
legaron, tras cruentas e inolvidables luchas, formaron en el méxicano
lo sustancial de su historia. Cada uno de ellos conoce y narra con
admiración el logro alcanzado desde siglos lejanos al desterrar de
sus tierras al poderío español, francés y estadounidense. Esos
extranjeros que quisieron desplazarlos y someterlos a esclavitud
finalmente desaparecieron , logrando así la Independencia
definitiva de México.
Los ancestrales indígenas tuvieron entonces la libertad de dejar
huellas y costumbres populares arraigadas hasta el presente, las que
los identifica de otros países ; exóticas y autóctonas vestimentas
confeccionadas en telares o bordadas en finas telas con vibrantes
colores; sobrias y finas alfarerías en plata y oro, barro o
cerámica; sabrosas e inigualables comidas elaboradas con productos
de sus cosechas.; bebidas extraídas de los mejores agaves*;
atrapantes pinturas y esculturas ; juegos ; músicas ; bailes y
canciones ejecutadas con típicos instrumentos que utilizan en los
habituales encuentros familiares y festivos.
Por la enorme dimension de esta tierra, me resultó dificultoso
elegir nuevos destinos a conocer. Aunque siempre me mantengo fiel al
Distrito Federal, caminándolo reiteradamente, deseaba andar por
otros pueblos y ciudades que seguramente quedarían grabados en mis
sentimientos como los ya conocidos.
Decidida comencé por SANTIAGO DE QUERETARO
fundado
en 1531. Uno de los treinta y dos estados que sumado al D.F. modelan
el país. Para llegar a Querétaro, “Lugar de piedras grandes o
peñascos” denominación literal precisa, transité un largo
camino, sorprendente y grato por la diversidad de formas y colores de
las sierras tapizadas de abetos; pinos; caobas y frutales que
visualmente constante, puros y campestres, alegraban mi vista pero
también impacientaban la llegada.
De pronto el camino se allanó y aparecieron majestuosos e increíbles
“Los Arcos de Querétaro”´, símbolo de la ciudad. Acueducto
construído en 1776 para proveer de agua . Los 74 arcos de 1.280
metros de longitud y 28 de altura , construídos en piedra de
cantera rosa, no sólo se hacen visibles desde todos los ángulos de
la población, sino por su color e importante altura lo convierten en
un ícono exuberante, seductor y bello.
Frente a ese soberbio escenario que oficia de “mirador” hacia el
cálido pueblo, pude conocer algunos de los tantos episodios de
luchas contra el virreinato que en Querétaro se iniciaron. Los
personajes partícipes más destacados en ellas los encontré en el
“Panteón de los Queretanos Ilustres”, recinto prolijamente
resguardado donde monumentos, esculturas y viejas fotografías,
recuerdan a esos valientes que con secretas artimañas se reunían
para organizar el desalojo de los intrusos colonizadores.
En 1810 Querétaro se convierte en la cuna de esta sublevación por
la Guerra de la Independencia y en 1917 redacta la Constitución aún
vigente.
Conmovida por la historia que acababa de conocer, continué mi camino
en el automóvil que reanudando la marcha llegó a la próxima ciudad
colonial.SAN MIGUEL DE ALLENDE,
fundada
en 1542 por el monje franciscano Fray Juan de San Miguel, que la
bautiza como “San Miguel el Grande”. En 1826 por decisión del
pueblo destacando el desempeño de Ignacio de Allende como líder
contra la dominación española, cambia el nombre de la ciudad por la
actual.
Conocida arquitectónicamente por abundante estilo barroco español,
salpicado por el bellísimo neogótico que dentro de un clima
templado y sorprendentes fuentes termales deleitan al turismo. Sus
calles adoquinadas del casco antiguo donde no se permite el tránsito
de vehículos,atrae al caminante sanmiguelense y a los pobladores
extranjeros que se han radicado en ese lugar por su ritmo tranquilo,
histórico y cultural.
Entusiasmada por lo que observaba ya caía la tarde llegando a la
plaza principal y allí apareció la riqueza más grande de Allende,
el ´idolo de la ciudad mágica, la “Parroquia de San Miguel
Arcángel”, que de inmediato trasmitió a mis sentidos emoción y
éxtasis. Visualizar de día una mole de cantera en piedra rosa
resultó importante pero al caer la noche íntegramente iluminada me
encandiló y atrapó sin poder abandonarla. Esa estampa quedará
grabada en mi recuerdo haciéndola inolvidable.
Aún conmovida llegaba a GUANAJUATO,
“Colina
o Cerro de ranas”, por las formas de sus peñascos. Fundada en
1823, es el ombligo del mundo. Centro geográfico de México y
capital de Guadalajara.
Esta tierra que solo conocía por referencias culturales, llegó a
enamorarme. Ciudad multicolor donde pareciera que el hijo allí
nacido, Diego Rivera, deslizara su paleta de óleos entre las
seductoras calles, callejones y plazas.
Ciudad joven y estudiantil desde el siglo XVIII en que abrió las
puertas su reconocida Universidad. Capital Cervantina de América,
Cuna Iberoamericana del Quijote. Sede del acontecimiento más
importante de latinoamérica, “El Festival Internacional
Cervantino” desde 1972, donde la eufórica fiesta fluye en las
plazas frente a los amantes de la literatura que cada mes de octubre
reviven escenas de los “Entremeses de Miguel de Cervantes”*. En
años siguientes se incorporan otras artes escénicas, música;
danza; ópera; cine y talleres de música con igual éxito que las
primitivas.
Gran estado de tradición oral, escrita y popular, con bellísimas
historias que merecieron mi eterna gratitud al regalarme sus valores
y pintorescos escenarios.
Encontrándome muy cerca de GUADALAJARA,
hacia
allá me llevó el camino, al “Valle de piedra o Río de piedra”
como lo bautizaron los primitivos indígenas. Ciudad que al ingresar,
por la urbanización y expansión, me sorprendió gratamente. Sin
imaginarlo encontré la urbe más poblada del estado de Jalisco luego
de México capital.
Bellísima localidad que logró luego de la Independencia Méxicana
el acontecimiento más importante de la humanidad, abolir
definitivamente la esclavitud, convirtiendo al estado en libre y
soberano.
La localización de Guadalajara por varios sucesos fue cambiando de
villas desde el año 1532, hasta que se establece definitivamente en
el actual territorio en 1542.
Su moderna fisonomía, disímil al resto de los lugares recorrridos
debe el radical aspecto a las corrientes arquitectónicas francesas,
españolas e italianas que durante su fundación llegaron desde el
continente europeo incorporando estilos barrocos, neoclásicos,
virreinales y modernos, produciendo una exquisita amalgama que dan
carácter a museos, teatros, iglesias, galerías, bibliotecas,
auditorios y salas de conciertos de gran valor cultural y atractivo
turístico como el “Festival Internacional de Cine” y “Feria
Internacional del Libro”. Por tanto cultivo de saberes fue
nombrada”Capital Americana de la Cultura” atrayendo multitudes
nacionales e internacionales de estudiantes, futuras potencias
egresadas de la prestigiosa “Casa de estudios Universitarios” que
los ennorgullece.
Por la densa población que habita en la ciudad, fueron surgiendo a
su alrededor pequeños municipios como SAN PEDRO TLAQUEPAQUE
“Lugar
sobre lomas de tierra barrial”. Poblado prehispánico asentado en
un montecito donde los primeros habitantes construyeron sus casas con
zarate*.
El caminar por sus calles adoquinadas regresó a mis sentidos lo
típicamente méxicano ; abundancia de intensos colores en paredes
que exponen artesanías callejeras; macetones con grandes follajes y
tentadores bares con rústicos mobiliarios que invitaban a sentarse.
Coronando el paseo ingresé al histórico y tradicional Parián*,
gran espacio circular, techado, rodeado de floridas plantas que
ofrecían la frescura requerida para un típico y merecido almuerzo,
saboreado aún mas por canciones de alegres mariachis que con sus
guitarrones y trompetas se instalaron junto a mi mesa. Fue un día
inolvidable, feliz y energizante para continuar el trayecto
prefijado.
Perdida entre caminos áridos e inusuales a los que había
transitado, llegué a otro territorio mágico que me llenaría de
sorpresas, PATZCUARO
“Donde están las piedras”, “La entrada donde se hace la
negrura” ó “La entrada al paraíso”. Pueblo pequeño con
escenas extraídas de un viejo libro de cuentos, donde los
protagonistas son los ancianos que sentados en la amplia y fresca
plaza principal, con mirada perdida y en apacible actitud solitaria
permanecen silenciosos o tal vez pensando en algún sueño pasado
guardado celosamente para no compartirlo.
Caminé asombrada por la pulcritud de sus calles silenciosas y
desiertas hasta encontrar lo que atrajo mi atención la “Casa de
los 11 patios”, vivienda que en el año1742 fuera habitada por
monjas dominicanas. Allí descubrí un puñado de mujeres de manos y
rostros arrugados y marchitos por el tiempo, que confeccionan lujosas
vestimentas artesanales jamás vistas en otros estados de México.
Puntillas, bordados en etéreas y delicadas telas de apastelados
colores y un sin fin de artesanías de la misma calidad, las que esas
longevas ofrecen con respeto y humildad al turismo que las visitan
Patzcuaro es el único pueblo mexicano que mantiene viva la tradición
del “Día de los muertos”. Legendaria y respetada costumbre en
que todos los patzcuareños pasan la noche frente a los seres
recordados y queridos. Ese día de fama mundial se transforma
escénicamente con velas, adornos y caminos de flores amarillas, las
campasuchil,que llevan hasta el punto preciso a cada familia que como
ofrenda depositan las comidas preferidas de ese familiar mientras
vivía.
En este lugar extraño , insólito , curioso, detenido en el tiempo,
como alejado de toda civilización , surgieron en plenitud un
encuentro de emociones por la experiencia vivida inesperadamente.
Continuando el itinerario previsto llegué a SANTIAGO DE TEQUILA,
“Pueblo
mágico de agaves”, ubicado en el centro de Jalisco donde todo gira
alrededor de su colorida plaza central y bares comerciales que
ofrecen variedad de la típica bebida mexicana, tequila. Fabricada
desde hace 250 años en la mas antigua destilería de América. Su
primer dueño José Cuervo obteniendo el permiso del Rey Carlos III,
fabrica el vino mexical o tequila exitosamente, desde entonces
el logro fue pasando por varias generaciones.
Con curiosidad observé el interesante proceso iniciado por un
agave. Descubriendo las innumerables aplicaciones de esa planta
con satisfactorios resultados y probar los más añejos tequilas
necesité un típico almuerzo con ceviche ,*
arrachera,* y tacos,*, acompañada con una fresca horchata de
arroz.*
Complacida por importantes y riquísimas experiencias
adquiridas, mi pensamiento sabía que se aproximaba el final de este
sueño.
Con esa sensación llegué a MORELIA,
prehistóricamente bautizada “Loma larga y achatada”, hasta que
en 1828 cambia el nombre por el actual en honor a Don Juan María
Morelos y Pavón uno de los héroes más destacados en la lucha por
la Independencia Mexicana.
Entrar a la capital del estado de Michoacán de Ocampo, me
sedujo y atrapó de inmediato.Su magnificencia e inmensidad emociona
al sentir que arquitectónicamente la Morelia de hoy es la misma que
pisaron los colonos en el siglo XVI. Conserva el sencillo estilo
colonial de aquella época entremezclada con el recargado
barroco de la Catedral alzada en piedra rosa, característica de la
región, luciendo airosa sus dos altas y elegantes torres. La
construcción ubicada estratégicamente frente a la “Plaza de
Armas” completa la belleza del lugar donde al caer la tarde se
reúnen habitantes y turistas atraídos por la fresca vegetación y
acordonadas recovas que rodeando ese privilegiado espacio, invita a
degustar exquisitas meriendas mexicanas.
Morelia se ha detenido en el tiempo, sus calles despejadas y
apacibles son testigos silenciosos de la historia, arte y cultura que
ha ido acumulando en rincones , esquinas y plazas con monumentos que
se levantan como ecos de la pasada época virreinal.
En este vibrante lugar terminaba mi
viaje con cierta tristeza y encantamiento. Los lejanos horizontes
recorridos que esta bendita tierra permitió compartiera, los llevaré
guardados en mi corazón agradecido como maravilloso y eterno regalo
que mis sentidos jamás olvidarán.
*Cenote: Hoyo de agua de varios tipos. A cielo abierto, semiabiertos,
subterráneos y en grutas.
*Agave: Planta del género de las suculentas encontradas en el norte
de Mëxico.
* Entremeses : Obras minúsculas de un solo acto, de fantasia y
realidad tan cervantino.
*Zarate: Conjunto de plantas sin troncos, con hojas verdes, cortas ,
finas y tupidas.
*Parián: Lugar de descanso o parada temporal de un viaje intenso.
*Ceviche: comida con pescado y mariscos crudos aderezados.
*Arrachera: Carne marinada aderezada con vinagre, servida con
cebollas, gambas, guacamole, frijoles, arroz y quesadilla.
*Tacos: Tortillas de maíz (Amarillas, azules o verdes).
*Horchata de arroz:Bebida elaborada con arroz, leche condensada,
canela en rama, Azúcar y extracto de vainilla.
Liliana Clarisa Gavrieluk.
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