viernes, 5 de abril de 2019

CIUDADES Y PUEBLOS MAGICOS.



 
Regresé a un país de tierras calientes, rodeado de maravillas naturales, cautivadoras, coloridas y mágicas. Selvas; desiertos; volcanes;cascadas; lagos; montañas; bosques; cenotes* y valles tapizados con frondosa vegetación producto de la humedad del suelo.
Había llegado a los Estados Unidos Méxicanos, gran territorio que me deleita y reconforta cada vez que lo visito por el amplio patrimonio cultural que lo caracteriza.
Los vestigios prehispánicos y coloniales que añosas generaciones legaron, tras cruentas e inolvidables luchas, formaron en el méxicano lo sustancial de su historia. Cada uno de ellos conoce y narra con admiración el logro alcanzado desde siglos lejanos al desterrar de sus tierras al poderío español, francés y estadounidense. Esos extranjeros que quisieron desplazarlos y someterlos a esclavitud finalmente desaparecieron , logrando así la Independencia definitiva de México.
Los ancestrales indígenas tuvieron entonces la libertad de dejar huellas y costumbres populares arraigadas hasta el presente, las que los identifica de otros países ; exóticas y autóctonas vestimentas confeccionadas en telares o bordadas en finas telas con vibrantes colores; sobrias y finas alfarerías en plata y oro, barro o cerámica; sabrosas e inigualables comidas elaboradas con productos de sus cosechas.; bebidas extraídas de los mejores agaves*; atrapantes pinturas y esculturas ; juegos ; músicas ; bailes y canciones ejecutadas con típicos instrumentos que utilizan en los habituales encuentros familiares y festivos.
Por la enorme dimension de esta tierra, me resultó dificultoso elegir nuevos destinos a conocer. Aunque siempre me mantengo fiel al Distrito Federal, caminándolo reiteradamente, deseaba andar por otros pueblos y ciudades que seguramente quedarían grabados en mis sentimientos como los ya conocidos.
Decidida comencé por SANTIAGO DE QUERETARO


fundado en 1531. Uno de los treinta y dos estados que sumado al D.F. modelan el país. Para llegar a Querétaro, “Lugar de piedras grandes o peñascos” denominación literal precisa, transité un largo camino, sorprendente y grato por la diversidad de formas y colores de las sierras tapizadas de abetos; pinos; caobas y frutales que visualmente constante, puros y campestres, alegraban mi vista pero también impacientaban la llegada.
De pronto el camino se allanó y aparecieron majestuosos e increíbles “Los Arcos de Querétaro”´, símbolo de la ciudad. Acueducto construído en 1776 para proveer de agua . Los 74 arcos de 1.280 metros de longitud y 28 de altura , construídos en piedra de cantera rosa, no sólo se hacen visibles desde todos los ángulos de la población, sino por su color e importante altura lo convierten en un ícono exuberante, seductor y bello.
Frente a ese soberbio escenario que oficia de “mirador” hacia el cálido pueblo, pude conocer algunos de los tantos episodios de luchas contra el virreinato que en Querétaro se iniciaron. Los personajes partícipes más destacados en ellas los encontré en el “Panteón de los Queretanos Ilustres”, recinto prolijamente resguardado donde monumentos, esculturas y viejas fotografías, recuerdan a esos valientes que con secretas artimañas se reunían para organizar el desalojo de los intrusos colonizadores.
En 1810 Querétaro se convierte en la cuna de esta sublevación por la Guerra de la Independencia y en 1917 redacta la Constitución aún vigente.
Conmovida por la historia que acababa de conocer, continué mi camino en el automóvil que reanudando la marcha llegó a la próxima ciudad colonial.SAN MIGUEL DE ALLENDE,

 

fundada en 1542 por el monje franciscano Fray Juan de San Miguel, que la bautiza como “San Miguel el Grande”. En 1826 por decisión del pueblo destacando el desempeño de Ignacio de Allende como líder contra la dominación española, cambia el nombre de la ciudad por la actual.
Conocida arquitectónicamente por abundante estilo barroco español, salpicado por el bellísimo neogótico que dentro de un clima templado y sorprendentes fuentes termales deleitan al turismo. Sus calles adoquinadas del casco antiguo donde no se permite el tránsito de vehículos,atrae al caminante sanmiguelense y a los pobladores extranjeros que se han radicado en ese lugar por su ritmo tranquilo, histórico y cultural.
Entusiasmada por lo que observaba ya caía la tarde llegando a la plaza principal y allí apareció la riqueza más grande de Allende, el ´idolo de la ciudad mágica, la “Parroquia de San Miguel Arcángel”, que de inmediato trasmitió a mis sentidos emoción y éxtasis. Visualizar de día una mole de cantera en piedra rosa resultó importante pero al caer la noche íntegramente iluminada me encandiló y atrapó sin poder abandonarla. Esa estampa quedará grabada en mi recuerdo haciéndola inolvidable.
Aún conmovida llegaba a GUANAJUATO,





 

“Colina o Cerro de ranas”, por las formas de sus peñascos. Fundada en 1823, es el ombligo del mundo. Centro geográfico de México y capital de Guadalajara.
Esta tierra que solo conocía por referencias culturales, llegó a enamorarme. Ciudad multicolor donde pareciera que el hijo allí nacido, Diego Rivera, deslizara su paleta de óleos entre las seductoras calles, callejones y plazas.
Ciudad joven y estudiantil desde el siglo XVIII en que abrió las puertas su reconocida Universidad. Capital Cervantina de América, Cuna Iberoamericana del Quijote. Sede del acontecimiento más importante de latinoamérica, “El Festival Internacional Cervantino” desde 1972, donde la eufórica fiesta fluye en las plazas frente a los amantes de la literatura que cada mes de octubre reviven escenas de los “Entremeses de Miguel de Cervantes”*. En años siguientes se incorporan otras artes escénicas, música; danza; ópera; cine y talleres de música con igual éxito que las primitivas.
Gran estado de tradición oral, escrita y popular, con bellísimas historias que merecieron mi eterna gratitud al regalarme sus valores y pintorescos escenarios.
Encontrándome muy cerca de GUADALAJARA,


 
hacia allá me llevó el camino, al “Valle de piedra o Río de piedra” como lo bautizaron los primitivos indígenas. Ciudad que al ingresar, por la urbanización y expansión, me sorprendió gratamente. Sin imaginarlo encontré la urbe más poblada del estado de Jalisco luego de México capital.
Bellísima localidad que logró luego de la Independencia Méxicana el acontecimiento más importante de la humanidad, abolir definitivamente la esclavitud, convirtiendo al estado en libre y soberano.
La localización de Guadalajara por varios sucesos fue cambiando de villas desde el año 1532, hasta que se establece definitivamente en el actual territorio en 1542.
Su moderna fisonomía, disímil al resto de los lugares recorrridos debe el radical aspecto a las corrientes arquitectónicas francesas, españolas e italianas que durante su fundación llegaron desde el continente europeo incorporando estilos barrocos, neoclásicos, virreinales y modernos, produciendo una exquisita amalgama que dan carácter a museos, teatros, iglesias, galerías, bibliotecas, auditorios y salas de conciertos de gran valor cultural y atractivo turístico como el “Festival Internacional de Cine” y “Feria Internacional del Libro”. Por tanto cultivo de saberes fue nombrada”Capital Americana de la Cultura” atrayendo multitudes nacionales e internacionales de estudiantes, futuras potencias egresadas de la prestigiosa “Casa de estudios Universitarios” que los ennorgullece.
 
Por la densa población que habita en la ciudad, fueron surgiendo a su alrededor pequeños municipios como SAN PEDRO TLAQUEPAQUE















“Lugar sobre lomas de tierra barrial”. Poblado prehispánico asentado en un montecito donde los primeros habitantes construyeron sus casas con zarate*.
El caminar por sus calles adoquinadas regresó a mis sentidos lo típicamente méxicano ; abundancia de intensos colores en paredes que exponen artesanías callejeras; macetones con grandes follajes y tentadores bares con rústicos mobiliarios que invitaban a sentarse.
Coronando el paseo ingresé al histórico y tradicional Parián*, gran espacio circular, techado, rodeado de floridas plantas que ofrecían la frescura requerida para un típico y merecido almuerzo, saboreado aún mas por canciones de alegres mariachis que con sus guitarrones y trompetas se instalaron junto a mi mesa. Fue un día inolvidable, feliz y energizante para continuar el trayecto prefijado.
Perdida entre caminos áridos e inusuales a los que había transitado, llegué a otro territorio mágico que me llenaría de sorpresas, PATZCUARO





 

“Donde están las piedras”, “La entrada donde se hace la negrura” ó “La entrada al paraíso”. Pueblo pequeño con escenas extraídas de un viejo libro de cuentos, donde los protagonistas son los ancianos que sentados en la amplia y fresca plaza principal, con mirada perdida y en apacible actitud solitaria permanecen silenciosos o tal vez pensando en algún sueño pasado guardado celosamente para no compartirlo.
Caminé asombrada por la pulcritud de sus calles silenciosas y desiertas hasta encontrar lo que atrajo mi atención la “Casa de los 11 patios”, vivienda que en el año1742 fuera habitada por monjas dominicanas. Allí descubrí un puñado de mujeres de manos y rostros arrugados y marchitos por el tiempo, que confeccionan lujosas vestimentas artesanales jamás vistas en otros estados de México. Puntillas, bordados en etéreas y delicadas telas de apastelados colores y un sin fin de artesanías de la misma calidad, las que esas longevas ofrecen con respeto y humildad al turismo que las visitan
Patzcuaro es el único pueblo mexicano que mantiene viva la tradición del “Día de los muertos”. Legendaria y respetada costumbre en que todos los patzcuareños pasan la noche frente a los seres recordados y queridos. Ese día de fama mundial se transforma escénicamente con velas, adornos y caminos de flores amarillas, las campasuchil,que llevan hasta el punto preciso a cada familia que como ofrenda depositan las comidas preferidas de ese familiar mientras vivía.
En este lugar extraño , insólito , curioso, detenido en el tiempo, como alejado de toda civilización , surgieron en plenitud un encuentro de emociones por la experiencia vivida inesperadamente.
Continuando el itinerario previsto llegué a SANTIAGO DE TEQUILA,

 
“Pueblo mágico de agaves”, ubicado en el centro de Jalisco donde todo gira alrededor de su colorida plaza central y bares comerciales que ofrecen variedad de la típica bebida mexicana, tequila. Fabricada desde hace 250 años en la mas antigua destilería de América. Su primer dueño José Cuervo obteniendo el permiso del Rey Carlos III, fabrica el vino mexical o tequila exitosamente, desde entonces el logro fue pasando por varias generaciones.
Con curiosidad observé el interesante proceso iniciado por un agave. Descubriendo las innumerables aplicaciones de esa planta con satisfactorios resultados y probar los más añejos tequilas necesité un típico almuerzo con ceviche ,* arrachera,* y tacos,*, acompañada con una fresca horchata de arroz.*
Complacida por importantes y riquísimas experiencias adquiridas, mi pensamiento sabía que se aproximaba el final de este sueño.
Con esa sensación llegué a MORELIA,



 
prehistóricamente bautizada “Loma larga y achatada”, hasta que en 1828 cambia el nombre por el actual en honor a Don Juan María Morelos y Pavón uno de los héroes más destacados en la lucha por la Independencia Mexicana.
Entrar a la capital del estado de Michoacán de Ocampo, me sedujo y atrapó de inmediato.Su magnificencia e inmensidad emociona al sentir que arquitectónicamente la Morelia de hoy es la misma que pisaron los colonos en el siglo XVI. Conserva el sencillo estilo colonial de aquella época entremezclada con el recargado barroco de la Catedral alzada en piedra rosa, característica de la región, luciendo airosa sus dos altas y elegantes torres. La construcción ubicada estratégicamente frente a la “Plaza de Armas” completa la belleza del lugar donde al caer la tarde se reúnen habitantes y turistas atraídos por la fresca vegetación y acordonadas recovas que rodeando ese privilegiado espacio, invita a degustar exquisitas meriendas mexicanas.
Morelia se ha detenido en el tiempo, sus calles despejadas y apacibles son testigos silenciosos de la historia, arte y cultura que ha ido acumulando en rincones , esquinas y plazas con monumentos que se levantan como ecos de la pasada época virreinal.
En este vibrante lugar terminaba mi viaje con cierta tristeza y encantamiento. Los lejanos horizontes recorridos que esta bendita tierra permitió compartiera, los llevaré guardados en mi corazón agradecido como maravilloso y eterno regalo que mis sentidos jamás olvidarán.





*Cenote: Hoyo de agua de varios tipos. A cielo abierto, semiabiertos, subterráneos y en grutas.

*Agave: Planta del género de las suculentas encontradas en el norte de Mëxico.

* Entremeses : Obras minúsculas de un solo acto, de fantasia y realidad tan cervantino.

*Zarate: Conjunto de plantas sin troncos, con hojas verdes, cortas , finas y tupidas.
*Parián: Lugar de descanso o parada temporal de un viaje intenso.

*Ceviche: comida con pescado y mariscos crudos aderezados.

*Arrachera: Carne marinada aderezada con vinagre, servida con cebollas, gambas, guacamole, frijoles, arroz y quesadilla.

*Tacos: Tortillas de maíz (Amarillas, azules o verdes).

*Horchata de arroz:Bebida elaborada con arroz, leche condensada, canela en rama, Azúcar y extracto de vainilla.



Liliana Clarisa Gavrieluk.




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